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Líneas de trabajo
Así pues, el Dance para su normal funcionamiento necesita de la combinación de cuatro factores imprescindibles:
Este dato nos fue corroborado por estudiosos y etnógrafos de la talla de Antonio Beltrán o Eugenio Monesma, quien en su vídeo sobre el dance monegrino (Monesma, E., El dance en Monegros, ed. Pyrene, 1999) explica:
"Los danzantes tienen dentro de la celebración un rango casi sacerdotal, y como los actores clásicos, visten de forma distinta al resto, antiguamente su traje se componía de una camisa talat. Las sayas les permitían mantener un contacto más directo entre su aparato genital, prolongado simbólicamente en el palo, y el suelo a fecundar. Entre el siglo XVIII y XIX, las indumentarias sufren profundos y paulatinos cambios; en las celebraciones, al contrario de lo que hoy ocurre, la gente busca el referente urbano para vestir, los danzantes, protagonistas de las fiestas civiles y religiosas, se empiezan a sentir ridículos con un vestuario que se ve anticuado cuando no afeminado. Comienzan a vestir de paisano, perdiendo identidad y el factor diferencial con el resto de la gente."
Nosotros incorporamos estas sayas al traje del danzante y, actualmente, somos el único pueblo de Monegros que mantiene esta singularidad antes propia de todos los pueblos. Monesma continúa de la siguiente manera:
"Con la llegada del Romanticismo decimonónico se recupera el traje aldeano que en algunos casos es el de campesino del siglo XVIII como en Almudévar, Tardienta, Castejón, Gurrea, Sariñena o Sena, en otros, más tardío, se recoge el traje ecléptico de campesino aragonés o baturro, como en Valfarta y La Almolda (...).
Al tratarse de un dance recuperado mediando ochenta años, Bujaraloz es el caso más importante. Se han restituido las sayas habituales dándonos una perspectiva del traje antiguo monegrino. (...) en Bujaraloz llevan un mantoncico de manila, símbolo de prestigio."
Las "faldetas" empleadas al principio fueron enaguas o pequeñas sayas adaptadas con mayor o menor criterio por cada danzante, tras diez años de esta labor y sobre todo, del mantenimiento de las mismas personas en estos últimos años, consideramos urgente e imprescindible realizar un desembolso económico importante que consistiría en DOTAR A CADA DANZANTE DE UNA FALDA QUE SUSTITUYESE DEFINITIVAMENTE LOS ANTIGUOS MODELOS.
Además, junto a las faldetas, otro elemento característico de los danzantes son las "camadas", trozos de cuero adornados con numerosos cascabeles que se atan a las piernas y producen al bailar un efecto sonoro muy característico. Las que se usan actualmente se encuentran muy deterioradas por el desgaste de los